ROMANCE DEL SUEÑO
DE UN MARINERO
Dedicado a mi amada esposa
(El mar representa la vida y el velero representa el matrimonio)
Esta es, señores, la historia
de un
humilde marinero
que desde su
tierna infancia
quiso ser
aventurero.
Por mucho
que preguntase
nunca dio
con un buen puerto;
y por mucho
que buscase
no
encontraba su velero.
Su aventura,
era el amor;
el navegar,
su sosiego;
y el
encontrar a su amada
la realidad
de un gran sueño.
Nada le
hacía feliz, pues
le embargaba
el sufrimiento,
por no poder
alcanzar
su ansiado y
lejano sueño.
En las
recónditas noches
de sollozo y
desespero,
se le
escuchaba llorar
por no gozar
de consuelo.
¿Dónde te
encuentras amor?
¿Dónde te
escondió el decreto?
¿Por qué navegar no
puedo
como todo
marinero?
Primavera
marchitada
en mi
corazón de invierno;
mis lágrimas
otoñales
desgarran mi
sentimiento.
El verano
una quimera
es, una ilusión,
un sueño;
y aunque yo
intente soñar
sólo
pesadillas tengo.
No quiero
despertar más
si no zarpo
mi velero;
de nada me
sirve el mar
si a mi lado
no te tengo.
¡Cuánto
tiempo la anheló!
¡Cuánto
suplicó al cielo!
El amor inalcanzable
congelado
como el hielo,
por no poder
consumirse
en el fuego
del deseo.
Funestas fueron las noches,
y los días, más
que eternos.
Y en esa
angustia continua
cada paso
era un tropiezo;
levantarse,
un sacrificio
donde
agonizar de nuevo,
-sin poder ver
más allá
de su rostro
polvoriento-;
abrumado por
el yugo
que le hacía
prisionero;
inspirar era
un suplicio
y espirar todo
un tormento.
A pesar de
los pesares
no desesperó
en su intento
en encontrar
a su amada
con atroz
tesón y esmero.
Pero un día
inesperado
vislumbró en
el firmamento
una
fulgurante luz
que
encandiló todo el cielo.
Sus ojos destellaban,
y
en el mar,
sin el saberlo,
todos se
congratulaban
por el
hermoso suceso.
Le tendió su
amable mano
con cariño y con anhelo,
deseando que
ella fuese
quien
montara en su velero.
Ella aceptó
su invitación
y él rebosó
de contento,
habiendo
alcanzado al fin
lo que soñó
tanto tiempo.
¡Escúchame amor,
escucha!
Juntos nos
embarcaremos
en un viaje
sin igual,
sublime,
dichoso y bello.
En este insondable
mar
juntos nos
enfrentaremos
a
despiadados piratas
corsarios y
bucaneros,
y contra
todo quien quiera
abatir
nuestro velero;
tempestades
y huracanes
ciclones,
rayos y truenos,
y mil
tornados querrán
conducirnos
mar adentro
derribando
el fuerte mástil
que sostiene
nuestro sueño.
Tú eres la
radiante luz
que alumbra
todo el trayecto,
el faro de
mis pasiones,
mi bote de
salvamento.
Tú diriges
el timón
y manejas a
los vientos,
soplando a
nuestro favor
llevándonos a buen puerto.
Nada podrá
con nosotros
o causar el
hundimiento
de nuestro
amor confrontado
ante todo
contratiempo.
Nunca, nunca
desesperes,
pues yo te
daré aliento;
y nunca
dejes de luchar
por mantener
vivo el fuego
que avienta
las fuertes velas
de nuestro amado
velero.
Hoy puedo
mirar al sol
sin sentir
desasosiego
y navegar para siempre
con los
remos de tu afecto,
el calor de
tu mirada
- que hoy,
por fin, agradezco -
el fulgor de
tu sonrisa
y el perfume
de tus besos.
Escucha amor
las palabras
de este
humilde marinero
que
únicamente quiere
disfrutar de
este momento.
Y a Dios
pongo por testigo
que eres tú
lo que más quiero,
pues solo
por ti, cariño,
vivo,
siento, amo y sueño.
Mota
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