FORMA DE LA REVELACIÓN
Dice Al·lâh en el Sagrado Corán:
“En el mes de Ramadán fue revelado
el Corán como dirección para los seres humanos y como pruebas claras de la
Dirección y del Criterio”. (2: 185).
Y dice: “[El Corán] lo hemos
revelado en la noche del Decreto”. (97: 1).
Y dice: “Lo hemos revelado en una
noche bendita”. (44: 3).
Estas aleyas nos muestran y nos
indican cómo el Corán fue revelado en el mes de Ramadán, en la noche del Decreto
(lailatu al·qadr), una noche bendita. Las aleyas que acabamos de citar hablan
del descenso del sagrado Corán de una sola vez. Sin embargo, estas aleyas
pueden parecer contradictorias cuando es sabido que el Corán fue revelado a lo
largo de 23 años, es decir, los años que duró el profetismo (nubuwwah) del
mensajero Mujámmad – la paz sea con él. Los ulemas han determinado lo siguiente
respecto a la revelación del Sagrado Corán:
1. La opinión
de la mayoría de ellos, es la opinión de Ibnu Abbâs,-compañero del Profeta (sahâbî)-,
el cual, refiriéndose al significado de estas aleyas, dijo que el significado
de las mismas se refieren al descenso del sagrado Corán en la noche del Decreto
de una sola vez, en la Casa de la Gloria (baitu al·’izzah) en el
primer cielo. Más tarde fue revelado de forma repartida al Enviado de Al·lâh, a
lo largo de veintitrés años.
2. La segunda
opinión es la del seguidor (tâbi´î) Aŝ·ŝa´bî, el cual dijo, que el significado
de estas tres aleyas mencionadas hacen mención al comienzo de la revelación
coránica al enviado de Al·lâh, la cual tuvo comienzo en la noche del Decreto. Luego,
fue revelado de forma continua a lo largo de los veintitrés años del profetismo
de Mujámmad – la paz sea con él.
Por otro
lado, tenemos el jadiz (hadiz) del comienzo de la revelación, narrado por Albujârî
y Muslim, en el cual, ‘Âiŝah, mujer
del Profeta – que Al·lâh esté complacida con él –, dijo: "Lo primero que
fue revelado al Profeta fue la visión fidedigna [en el sueño]. Luego, fue
inspirándosele el amor por el retiro. Así fue, como el Profeta comenzó a ir a
la cueva de Hirâ, en la cual permanecía noches enteras, buscando el retiro y la
lejanía de la mala vida que se llevaba en Meca. Para tal retiro tomaba
provisiones. Cuando se le terminaban las subsistencias de comida y agua, volvía
a casa para pedirle a su esposa Jadiya más alimento y, luego, volver otra vez a
la cueva. Y, estando allí, una noche se le apareció el arcángel Gabriel (Ÿibrîl)
y le dijo: "Lee". Dijo el Enviado de Al·lâh: "y yo le dije a Gabriel:
"No sé leer". Al decir ésto, Gabriel me cogió y me apretujó con sus
brazos hasta dejarme sin fuerzas. Después, me dejó y me dijo de nuevo:
"Lee". Le dije: "No sé leer". De nuevo, volvió a oprimirme con
sus brazos y me ordenó otra vez: "Lee". Yo volví a contestarle lo
mismo. Y por tercera vez, repitió la misma acción. Luego me dejó y dijo:
“Lee
(recita) en el nombre de tu Señor, que ha creado * ha creado al ser humano de sangre
coagulada * Lee. Tu Señor es Munífico. * Que ha enseñado el uso del cálamo (la
escritura). * Que ha enseñado al ser humano lo que no sabía”. Corán 96: 1 – 5.
A pesar de
estas dos opiniones, ambas convergen en un único significado, es decir, podemos
hablar de dos revelaciones:
- El primero: su revelación de una sola vez, de forma completa, en la noche del Decreto, a la Casa de la Gloria en el primer cielo, el cielo de este mundo.
- El segundo: su revelación desde la Casa de la Gloria en el primer cielo a la Tierra de forma repartida a lo largo de los veintitrés años del profetismo del mensajero Mujámmad – la paz sea con él.
Podemos
señalar, que la importancia de la revelación del Sagrado Corán al primer
cielo
nos muestra la magnanimidad que Al·lâh quiso otorgar a su Libro; magnificencia
tal, que no le fue concedida a los libros anteriormente revelados; y, por otro
lado, el que tanto los seres celestes como los terrestres fueran participes en
conocer la magnificencia que Al·lâh había otorgado a su última revelación hecha
a la creación.
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