La moral comprende toda acción u obra
humanizante; por lo tanto, es buena en sí misma, ya que cultiva la bondad en
uno mismo y el bien en el resto de la sociedad.
Independientemente a la fe, la acción moral es
un valor positivo y reconocido por todas las personas. Algo que nos debería
conducir a reflexionar sobre cuáles son los parámetros que el propio ser humano
utiliza para medir y valorar sus acciones para considerarlas 'humanizantes' o
'deshumanizantes'.
Nosotros - como musulmanes - no podemos obviar - o no deberíamos hacerlo - el trascendente rol que ostenta 'la esencia primigenia' (fitrah) en nuestras distintas deliberaciones, pues si personas creyentes y ateas pueden concordar en un abanico muy amplio de valores morales, es debido a que existen unos parámetros y medidas universales. La pregunta que cabe hacerse es la siguiente: ¿en qué se basan y con qué se estructuran dichos parámetros y medidas?
Nosotros - como musulmanes - no podemos obviar - o no deberíamos hacerlo - el trascendente rol que ostenta 'la esencia primigenia' (fitrah) en nuestras distintas deliberaciones, pues si personas creyentes y ateas pueden concordar en un abanico muy amplio de valores morales, es debido a que existen unos parámetros y medidas universales. La pregunta que cabe hacerse es la siguiente: ¿en qué se basan y con qué se estructuran dichos parámetros y medidas?
No cabe duda, que existe
una dimensión humana que va mucho más allá de la razón, pues ésta no lo es
todo. Pues si pretendemos supeditar la valoración de nuestras acciones
'humanas' únicamente a la razón - tal y como defienden a ultranza algunas
escuelas éticas - nos estamos dejando por el camino nuestra Humanidad.
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