Es, sin duda, considerable, la falta
de respeto y consideración que se da a todos los niveles de la comunidad
musulmana respecto a los sabios musulmanes que están formados académicamente y
que ostentan la auténtica autoridad como para hablar sobre el din del
Islam.
Ello nos aboca a que suframos, en las
propias entrañas de nuestra comunidad, un problema de grandes dimensiones y del
cual, muchos no se percatan.
He visto, desde mi entrada en el
Islam, como muchísimos musulmanes de a pie, muy ‘lanzaos’ – menos aquellos que
tienen un mínimo de pudor, vergüenza y respeto por su din – que se atreven a
hablar del Islam del mismo modo en que un futbolero habla sobre el mundo del
fútbol y de todo cuanto gira en torno a él.
Esta gente piensa que por ver algunos
programas de temática religiosa por la tele, leer algunas cosas en internet – ¡ni
hablar de libros si quiera! – y visualizar algunos vídeos en las Redes sobre el
Islam, se consideran personas dotadas y capacitadas para hablar del Islam en
todos sus ámbitos, incluso de los más profundos y complejos.
Quisiera poner
un ejemplo, un símil, para intentar hacer llegar el trasfondo del problema que
quiero transmitir. Si una persona ve más de mil veces
todas las películas de Bruce Lee, Jackie Chan y Jet Li ¿se convierte, por ello,
en un experto en artes marciales?
Si una persona quiere convertirse en
un experto o un maestro en artes marciales, tiene que dedicar muchos años de su
vida al entrenamiento duro, con total entrega y esfuerzo. Y, sobre todo,
recibir la instrucción y los consejos de un maestro experto y experimentado con una larga y reconocida trayectoria.
Pero ¿alguien puede convertirse en un
experto en artes marciales viendo películas, sin haber pisado en su día un
gimnasio ni haber recibido la instrucción de un maestro?
Desgraciadamente, muchos musulmanes –
en base a su actitud – se creen imames y sabios capacitados para hablar sobre
el Islam, sin haber tenido el más mínimo y superfluo de los contactos con las
ciencias y disciplinas del Islam.
Uno podría preguntarles: ¿Con cuántos
sabios te has encontrado en tu vida? ¿Cuánto tiempo has pasado con ellos? ¿Cuánto has
aprendido de ellos? ¿Qué te han enseñado? Y, sobre todo ¿dónde están las
licencias y los títulos que los sabios del Islam dan – desde hace más de un
milenio – a sus alumnos para demostrar que están formados y capacitados para
hablar del Islam?
Es bueno y necesario que en nuestra
comunidad existan divulgadores y transmisores del Islam. Pero de esto, a presentarse
ante la comunidad como una persona formada académicamente y con sendos
conocimientos autorizados, es un hecho que produce vergüenza ajena y que,
desgraciadamente, está causando estragos en nuestra comunidad.
Si mantenemos esta actitud, nunca
tendremos el derecho ni la autoridad ética ni moral para denunciar o quejarnos
de aquellos radicales o extremistas musulmanes que hacen interpretaciones
coránicas totalmente alejadas de los principios y valores que predica el Islam;
pues cuando nosotros mantenemos dicha actitud, estamos actuando igual que
dichas personas radicales, que, sinceramente, tienen más de ignorancia,
esquizofrenia y patanería, que de radicalidad o extremismo.
Date cuenta que muchos de los
compañeros del Profeta – la paz sea con él – nos transmitieron, que cuando les hacían alguna pregunta, siempre rehusaban tener que responder y
decían a la persona que les había consultado: “Ve a fulano y pregúntale”, por
el pavor que les causaba tener que hablar u opinar sobre asuntos del din
sin conocimiento. Y luego, decían: “Hasta que la pregunta llegaba otra vez a
nosotros – tras haber rondado por muchos grandes compañeros muy conocedores del
din – y respondíamos por responsabilidad”, aunque, si hubiesen podido,
no lo habrían hecho.
Todos tenemos el derecho y la
obligación de conocer y saber cuál es la formación y el nivel que tienen
aquellas personas que se presentan como personas autorizadas y formadas académicamente. Pues, de lo contrario, dejaremos que cualquier 'futbolero islámico' se dedique a dar clases 'magistrales' sobre el Islam y su mensaje. Luego, no podemos quejarnos ni decir - a propios ni a extraños - que esa gente no nos representa; cuando, la verdad, hemos permitido que hablen por los cuatro costados y les hemos dado cancha en muchos sitios y, así, desinformar y deformar el Islam.
Por coherencia y consecuencia, dejo
escrito mi formación para quien la quiera conocerla:
-
Licenciado en lengua árabe (2 años).
-
Licenciado en teología y jurisprudencia islámica, por
la universidad islámica de Francia (IESH) (4 años). Especialista en teleología
(fines y objetivos) de la jurisprudencia islámica, con un trabajo sobre la
teleología de la jurisprudencia islámica en la obra del imam Abû Hâmid
Algazâlî, con el que obtuve – gracias a Al·lâh – la mayor puntuación en la
historia de la universidad (95 sobre 100)
- Ostento otras licencias de maestros (suÿûj) en ciencias del jadiz y otras disciplinas.
- Ostento otras licencias de maestros (suÿûj) en ciencias del jadiz y otras disciplinas.
-
He cursado estudios de filosofía en la universidad de
Valencia.
-
Actualmente, dedico mi tiempo a la investigación, la
traducción y a escribir libros de temática islámica
¡Que Al·lâh incremente nuestro
conocimiento y, sobre todo, nos provea con la luz y la fe suficientes para ser,
cada día, mejores creyentes y, consecuentemente, mejores personas!
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