MENU

jueves, 29 de octubre de 2015

NO FRIVOLICEMOS

        Un día, mi hijo trajo una ficha que le habían dado en el colegio para colorear. Entonces, vi que se trataba de un esqueleto. Yo le pregunté: “¿Sabes lo que es esto?”. Él me contestó: “Un esqueleto”. Yo le dije: “¿Y antes que era?”. Él dijo: “Pues una persona, supongo”. Yo le dije: “Eso es. Una persona como tú y como yo. Por ello, no tenemos que burlarnos de los muertos. No podemos hablar mal ni jugar ni hacer bromas con las personas difuntas. ¿Te gustaría que la gente jugase con tu esqueleto, con el de tu papá, el de tu mamá, el de tu hermana o el de un amigo tuyo?”. Él me contestó: “No”. Le dije: “Entonces, no hay que pintar este esqueleto porque no es algo para hacer bromas”.

Sea cual fuere el origen y el sentido primigenio de la fiesta de Halloween, lo cierto es que, hoy día, en ella se frivoliza con asuntos que, bajo nuestro din, son trascendentes y nada baladíes.
Además, no cabe duda – para quien ha conocido el mundo de las ‘malas artes’ – que esta fiesta sirve como un medio que cierta gente utiliza para pescar e iniciar a personas en el mundo de la magia, el ocultismo, y, aunque no se crea, el satanismo.
Cualquier persona tiene el derecho de analizar y criticar mis palabras, pero nadie puede negarme cosas que he visto con mis propios ojos.

De todos modos, sin llegar a entrar en asuntos profundos ni detalles, lo que es indubitable es que es una fiesta donde se frivoliza con asuntos de lo oculto y de la creencia que nuestro din nos ha enseñado a tratar de un modo totalmente distinto.
Con la muerte no se puede frivolizar ni bromear, pues es uno de los mayores signos que Al·lâh ha dispuesto en su creación para que meditemos y recapacitemos en muchas cosas; entre ellas, nuestro devenir en Otra vida en la que seremos juzgados y, en base a dicho juicio, seremos conducidos al infierno o al paraíso.
Tomarse esto como objeto de pasatiempo o burla, mofarse de los difuntos, aquellos que esperan en el barzaj la resurrección, es un signo de vivir en el despiste más absoluto; así como de tener muy pocas luces y sensibilidad por asuntos que son trascendentes, tanto en esta vida como en la Otra.


Que Al·lâh ilumine nuestros corazones y nos provea con la suficiente Luz como para ensalzar las Luces y no tontear ni bromear con las Tinieblas.